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La mesa del bar.


Los dos estábamos sentados en la esquina de Francia y Salta, en el bar “El Luchador”, habíamos

elegido la mesa sobre la segunda vidriera-la más alejada- para no sentir el viento frío que entraba

por la puerta cada vez que se abría. Ismael miraba hacia afuera, la avenida casi vacía, algún que otro

auto transportando zombis, también algún que otro autómata caminando embutido en una campera,

que asemejaba una camisa de fuerza.

Yo terminaba de hojear la timba y confirmando que continuaba siendo un medio pelo, cerré la

revista y terminé mi cafecito, mire a través del mismo vidrio, me estaba aburriendo.

- Te acordas de Segismundo?..-pregunté de golpe. Podría haber preguntado cualquier otra cosa, pero

se me cruzó la figura desgarbada por la cabeza. Ismael me miró, como pensando y algo puso en

marcha su cerebro.

-El flaco de la ferretería?..

-Ese mismo…

- El Segi, claro como no me voy a acordar. Nunca se pagó un café, pero como sabía de fúlbo el tipo.

Y, como anda?.

-Como que como anda?.

-Claro, lo viste?

-Quién?…

-Vos pelotas. Lo viste?

-A quién?…

- Como a quién?!. A Segismundo.

-Como lo voy a ver…

-Ah, como me preguntaste si me acordaba, pensé que te lo cruzaste…

-Como? Vos no sabés?.

-No se. Que?

-Ah, No sabés.

-Que no sé.

-Segismundo espicho.

- Uh, que cagada!. Pobre tipo. Que le pasó?.

- Tuvo un infarto, cuatro veces lo revivieron y el tipo igual se murio…

- Como que cuatro veces?.

-Sí; estaba pegándose una ducha y se empezó a sentir mal, le dolía la panza. Salio de la ducha y

cayó redondo, estaba la Adriana con él…

- La enfermera? Tu cuñada? La culona?..

-Esa misma, el flaco se la pirovaba. No sé que le vio, pero se vé que la calzaba bien, porque la Adri

todavía esta de luto..

-Ah, esto no fue ahora?

-¡Pero no!. El flaco paro la bocha, en 2019…

- Pero; ya pasaron cuatro años!.

-Y viste como son las minas, si le cabe la pierna no la olvidan más..

-Los tipos también…

- Los tipos también que?..

-Sí también le cabe la pierna, no se olvidan más…

- Me estas hablando de trolebuses?..

-No seas animal!, de vos y yo, o cualquier persona que camina, no importa el género, cuando se

enamora cualquiera se ata a esa otra alma, aún cuando esta se enferma y muere, o como el Segi se

muere de golpe. Pero, el amor, mi amigo permanece en el otro…

- No me vengas con eso!. Cuando la Gaby, se murió, paso un año y volví a encamotarme con tu

hermana, vos me la presentaste incluso.

- Sí. Flor de cagada!. Mi hermana me sigue puteando cinco años después...-dijo y se rió, como un

niño de quinto grado que le gasta una broma a un compañero.-Dejate de boludeces!. Bien contenta tengo a tu hermana.

- Sí vos lo decis..

-..

-Dale contame lo de los cuatro paros..

-Bueno; como te decía el flaco cayó seco en el piso frío de la cocina, delante de mi excuñada-

acentué el ex para espantar malentendidos- que se tiró sobre él y le hizo el rcp ese que nombran los

noticieros, el tipo resucito, le decía a la Adrianita que le dolía, ella llamó una ambulancia al 911, y

lo mantuvo calmado, fue a buscar un vaso de agua y el flaco volvió a convulsionar y quedar duro.

La gorda llegó y le tiró el agua a la cara, volvió a apretar su pecho y respirar en su boca, llegaron los

de emergencias y volvieron a resucitarlo, lo subieron a la ambulancia y ahí tuvo dos paros más. Del

cuarto no volvió más, así que la Adriana de golpe era viuda..

-Pobre mina, la hermana se casó con vos y termino bajo un colectivo, después tiene un chongo que

la hace feliz y se muere de cuatro paros, no uno.Cuatro boludo!... Pobre mina.

-Bueno, no es para tanto Ismael..

-Te das cuenta que sos un animal?. No entendés nada

- Loco, todos los días se muere alguien, lo lloran unos días y ya está. Tampoco es para hacerlo

epopeyico..

- Mierda. La verdad que no sé que te vió mi hermana…

-Me vio mear..

-Lo dudo, si te la hubiera visto antes, hubiese seguido de largo.

-Vos que sabés…

-Sé...-dijo y la dejó picando.

-Bueno. Dejemosló ahí. Mira que ya llegó el ganso de oro...dijé señalando al tipo que llegó y

empezó a abrir la cortina de la gomería, sobre el hombro llevaba una mochila grande, llena.

-Vamos...-dijo Ismael a la vez que tiraba un billete de mil en la mesa.

Salimos y cruzamos la avenida apresurados, llegamos junto al tipo que apenas pudo girar la cabeza,

antes de que Ismael se le partiera de un culatazo. Después salimos corriendo por Salta hacia

Richieri, donde habiamos dejado la máquina.

Yo seguía preguntándome que sabía Ismael.

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