Los dos estábamos sentados en la esquina de Francia y Salta, en el bar “El Luchador”, habíamos elegido la mesa sobre la segunda vidriera-la más alejada- para no sentir el viento frío que entraba por la puerta cada vez que se abría. Ismael miraba hacia afuera, la avenida casi vacía, algún que otro auto transportando zombis, también algún que otro autómata caminando embutido en una campera, que asemejaba una camisa de fuerza. Yo terminaba de hojear la timba y confirmando que continuaba siendo un medio pelo, cerré la revista y terminé mi cafecito, mire a través del mismo vidrio, me estaba aburriendo. - Te acordas de Segismundo?..-pregunté de golpe. Podría haber preguntado cualquier otra cosa, pero se me cruzó la figura desgarbada por la cabeza. Ismael me miró, como pensando y algo puso en marcha su cerebro. -El flaco de la ferretería?.. -Ese mismo… - El Segi, claro como no me voy a acordar. Nunca se pagó un café, pero como sabía de fúlbo el tipo. Y, como anda?. -Como que como anda?. -Clar...
Blog de escritura y narrativa de Galleguindio Ramirez
Comentarios
Publicar un comentario