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Mostrando entradas de mayo, 2023

Imaginerías

I. Miedo. Me desperté´sobresaltado, no era mi habitación, ni mi cama. Los gritos que llegaban desde el otro lado de la puerta, me lastimaban, me contagiaban un dolor inconmensurable. La idea de que esos gritos también fueran míos, me aterraba, paralizandome. Los pasos cada vez más cerca, el ruido de las llaves, el picaporte y el chirrido de la alarma del despertador… II. Fobia canina. Odio los perros, ladran a las tres de la mañana, tienen pulgas, defecan en el jardín, te roban el asado. Pero aquí en Soneca no hay perros, solo gatos. III. La Ganga. _Te dije que no comprarás esa cosa. Que era raro lo barato. Pero claro; Vos no! _Bueno Amor yo que iba a saber que era caníbal el bicho. IV. El Cazador. El cazador se afirmó al suelo, preparó su arma y apuntó al ciervo que pastaba despreocupado. El león se agazapa, piensa en la buena suerte de encontrar una presa tan quieta. Nunca había comido cazador. V. Sicario. La hormiguita iba con su hojita, por un caminito del jardín. El niño la mató a...

Frío aniversario

 Victoria recorrió con la mirada la cocina, miro el comedor en penumbras iluminado por un par de velas agónicas y volvió a revisar el celular. No había mensajes nuevos. Retrocedió la conversación que era más un monólogo, activo su último audio y lo escucho; _ !¡Pedazo de hijo de puta!. Decime, a ver...Decime que te olvidaste de nuestro aniversario. Forro cuando es tu cumpleaños o de la Vieja puta de tu Vieja, ¿yo me olvido?. ¡No!, la boluda siempre se acuerda, acá te estaba esperando con velas, medias de naylón bordadas, la lencería y ese vestido rojo que te gusta tanto y vos pedazo de reventado te olvidas. ¡Putito!… Se tensiono sobre la mesada y arrojó la taza con café frío, que exploto contra la pared blanca de enfrente. El líquido marrón parecía sangre, que brotaba de la pared herida; que brotaba del corazón partido de Victoria. Tomó nuevamente su celular, selecciono todo el monólogo que se desarrollaba desde hacia tres horas y selecciono eliminar, la aplicación desplego su preg...

Ballena Muerta.

  La estación de trenes de Ballena Muerta estaba a unos quinientos metros de la ruta comunal que traía a los turistas que huían de los paisajes prefabricados de Ushuaia y del indigenismo hippie de Tholuin. Al contrario, que las otras ciudades del Archipielago de Tierra del Fuego, que fueron creadas por la iniciativa del gobierno en una carrera territorial con el gobierno vecino; Ballena Muerta se creo a partir de una estancia en Bahía Mitre, un empresario alemán amigo de un general que fue presidente del país compró la concesión de la lobería, el aserradero y la peletería, después se instalo allí con una docena de alemanes y croatas, trajo a un arquitecto urbanista francés que había sido compañero de un tal Le Corbusier, que era muy famoso pero no podía venir a cumplir el sueño de una ciudad europea en aquellos parajes que albergara en principio a quinientas familias y a unas decenas de empleados administrativos y policías que de haberse hecho realidad, hoy sería recordada como la ...

La mesa del bar.

Los dos estábamos sentados en la esquina de Francia y Salta, en el bar “El Luchador”, habíamos elegido la mesa sobre la segunda vidriera-la más alejada- para no sentir el viento frío que entraba por la puerta cada vez que se abría. Ismael miraba hacia afuera, la avenida casi vacía, algún que otro auto transportando zombis, también algún que otro autómata caminando embutido en una campera, que asemejaba una camisa de fuerza. Yo terminaba de hojear la timba y confirmando que continuaba siendo un medio pelo, cerré la revista y terminé mi cafecito, mire a través del mismo vidrio, me estaba aburriendo. - Te acordas de Segismundo?..-pregunté de golpe. Podría haber preguntado cualquier otra cosa, pero se me cruzó la figura desgarbada por la cabeza. Ismael me miró, como pensando y algo puso en marcha su cerebro. -El flaco de la ferretería?.. -Ese mismo… - El Segi, claro como no me voy a acordar. Nunca se pagó un café, pero como sabía de fúlbo el tipo. Y, como anda?. -Como que como anda?. -Clar...

Pedaleo.

  En la radio, sonaba una chacarera de los Hermanos Orellana, mientras Armando tomaba el primer mate, hizo un mohín con la boca y el costado de la nariz y le agrego más hojas de stevia. Desde niño odiaba el gusto amargo en los alimentos, si bien no era mañoso para comer o beber, si necesitaba suavizar su gusto hasta hacerlos tolerables a su paladar. Solo cuando la infusión llegó a ese punto, abrio la puerta que comunicaba con el jardín y desvió la vista al escuchar los maullidos, buscando a su gato Milanesa, pero solo veía las sombras y la oscuridad que aún invadía todo. Milanesa maulló de nuevo y se dejó caer junto a la puerta, Armando pegó un salto: -La putamadre Milanesa!, dale pasa, pasa...-le dijo al animal, que parecia entender y entro contorneándose, se acarició en su pierna y continuo caminando hacía las habitaciones, un rato después cuando él pasara al baño. El gato estará durmiendo en su lado de la cama, junto a esa mujer que convivía con él, cada mañana al ver esa escena...

La despedida de la Maga.

La Maga era gris como las nubes del otoño. Había llegado a mí un día del frío invierno del `93, en que fuí tras las primeras noticias de hostigamiento hacía los mapuches. Un tal Van Dick mandaba sus matones para sacar de sus tierras a los pueblos originarios y a los campesinos criollos, descendientes de los primeros gauchos que llegaban huyendo de la leva buscando refugio en las tolderías de Nafuncura. El descendiente de los galeses y mercenarios ingleses, los que cortaban las orejas de los onas para cobrar al patrón por oreja, seguía con la tradición de sus ancestros de cobrarle a su patrón por indio o gaucho muerto. Allí en esas tierras yermas, un hombre grande que parecía el yeti de las leyendas; me invita a su casa. Una cabaña de tablas forrada con nailón grueso en cuyo centro ardía una fogata de troncos en un pozo de paredes de piedra. Como dije era un hombre grande, corpulento; era alto como una puerta y sus brazos deberían de tener unas siete pulgadas de grosor, su pelo largo ha...

El oso maloso

  Había una vez, un bosque muy, pero muy lejano donde sus animales hablaban y vivían como las personas del valle que continuaba y se extendía hasta el horizonte. En el bosque vivía un oso. Un oso muy monstruoso, un poco vanidoso y los que le conocían decían que era goloso y maloso. El rey del bosque era Maloso, porque como ya saben no hay leones en el bosque. La reina del valle era una chiquilla caprichosa y muchas veces mentirosa, que deseaba convertir el bosque en su cancha de criquet. Pero su padre había firmado un pacto con Maloso, que decía: “EL BOSQUE NO SE TOCA” El invierno ya se terminaba y la señora Primavera desplegaba su vestido de flores silvestres y mariposas. Así que el oso meloso se despertó de su sueño grandioso, porque como todos los osos en invierno se duermen, esquivando el frío, hasta la primavera. La reina pensó en aprovechar eso para atacar el bosque, pero sus generales se negaron a marchar en el frío invierno. La chiquilla gritó y gritó por el castillo hasta ...

No soy nadie

  Se me acaban los días del almanaque, para tocar tu puerta y pedirte perdón. Como borrar la ausencia de los años?, Como borrar la distancia de las rutas? Los puertos en que me refugie? Pienso en tí, y no entiendo porque aún te llevo pegada a mi alma. No puedo imaginar, las formas de reparar el daño, recuperar los besos y los abrazos que no dí. No hay vino, que adormezca mis furias, cuando tu ausencia se convierte en tormenta. Han pasado los inviernos, muerto las plantas de mi jardín, La nieve de la soledad, ha quemado todo, hasta la hierba. Leo en un paredón del puerto “Sin mí, no eres nada”, y recuerdo tus gritos “Sin mí, no eres nada”, mientras se acaban los días del almanaque, los días sin besos, sin tu sonrisa, sin ese abrazo que te contenía y que me contenía. El tiempo pasa, caen las hojas del manzanero, la luna muere, Y yo sin pedirte perdón, y sin ser nada.

Carta abierta a mi amigo

  Sabés; en días como hoy. Te extraño. Cada día que pasamos juntos me hizo quién soy. Como decírtelo para que no me malentiendas, y también perdón por decirlo ahora, que ya no estas. Fuiste mi hermano, y también mi viejo; fuiste toda la familia que me negaron. Con vos aprendí la diferencia, entre amor y permanecer, la diferencia entre bondad y boludez, la diferencia entre jugar y azar, la diferencia entre proclamar y convicción. Amigo; sin tí hubiesen transcurrido los días de mi vida y yo nunca hubiese visto lo vació de mi existencia. Tu me gritabas, vivir como si fuera lo último. Como hago para hacerlo, si ya no te tengo para sostenerme. Como hago para reconstruirme, si vos te llevaste el último sostén que me ayudaba a resistir. Te explico boludo, para que lo entendás, cada mensaje, birra, llamada de 40 minutos, charlas hasta la madrugada me hicieron este hombre que soy. Cuando me preguntan como era mi Viejo, te describo a vos. Cuando me preguntan como era mi hermano, les cuento c...

Grito escucha

  Estoy cansado de recoger lágrimas en mi pañuelo, de tus gritos de infelicidad, de tus reclamos, de tu decirme que hombre debo ser, de esa responsabilidad afectiva, que tiene forma de molde a pedido, soy egoísta si digo que no soy feliz, soy egoísta porque vos no lo sos, el sueño me vence, no me gusta beber hasta que se acaba, no me gusta nada hasta que se acaba, me gusta caminar lento, sentir el viento suave cuando monto la bicicleta, me gusta hablar de cosas con parsimonia, no me gusta el final, me gusta el nudo, el conflicto del personaje, esa escena que deja irse al tren, y se sienta a esperar No me gusta gritar, la lucha, me gusta escuchar el silencio, el viento del otoño las hojas cayendo.

Arrepentimiento

  Es extraño como un día cualquiera, caes en la cuenta de que tu vida es una mentira. Un artificio construido, con retazos de mentiras y parches para ocultar lo que tu sangre te grita. Ese pequeño suceso que te roba la mirada y de golpe sientes la herida abierta. La escena de una película, la publicidad de un objeto que no te interesa, cualquier cosa te arranca de tu desinterés. De la distancia, que construiste día a día, con tanto trabajo. Todo se derrumba. El viento te envuelve, con una furia salvaje, ráfagas mortales, que te aran el corazón palpitante. No importa, cuanto hagas, por sostener, esos muros de mentiras, que levantaste para contener una vida artificial. La verdad los demuele en cada recuerdo, en cada sentido. Ahora; de que vale tu apodo Pared?. Sí, la pared, ha caído. Tu corazón se despedaza contra una pared vacía. Los grafittis te gritan de cuanta pared cruzas. Pero no encuentras ninguna que recoja tus lamentos, que sostenga tu llanto de arrepentimiento.

Decime que volves en la otra saga

  Escribo con las lágrimas asolando mis ojos y me pregunto porqué… Toda mi vida fui un tipo que miró a Diego de reojo, siempre dije lo mismo, en un país donde es más importante un futbolista que un doctor que dedico su vida a los otros, algo esta mal. Mientras Esteban recorrió el norte, con el barro hasta las rodillas, tratando de curar las enfermedades que mataban a nuestros pueblos en La Formosa de La Forestal. Mientras Diego recorrió cada potrero, con el barro hasta las rodillas, tratando de arrancar la tristeza y la angustia, que matan a nuestros pueblos en la Argentina de la libertad liberal. Y entonces me dí cuenta, que ambos lucharon contra gigantes, con las piernas cortadas, que a los dos los castigaron con el ostracismo, solo que el Diego era buen gambeteador y llevó sus palabras cascadas al oído de cada laburante o precarizado. Les dió la ilusión de que una gambeta podía sacarlos de tanta mierda. Uno nos mostró que la patria era el otro, ese otro más relegado, ese otro pe...

La Corrida

  Aún me duelen las rodillas , de aquella corrida, las pancartas que caían, tu mano tomada de la mía, la yuta soplando espuma en nuestra nuca, Tu vientre palpitando, mi corazón gritando, los compañeros se caían alcanzados por la misería, nuestras fuerzas nos traicionaban, cuando queriamos refugiarlos, el comisario gritando y escupiendo rabia, ¡Matenlos! ¡zurdos de mierda!, salvate mi amor! no hay bala que lleve mi nombre, Tu vientre palpitando, mi corazón gritando, la pared pintada con nuestra consigna, la gente bien ofendida, por la pared sucia de nuestra pintura, y vos mi amor gritandome la pasión, mi brazo quemado, tus labios quemando mi boca, tus ojos que me sumergen en el oceano ya no hay alma que pisotear, las botas ya no me dan miedo, Tu vientre palpitando, mi corazón gritando, y la noche agitando los fantasmas que habitan los cementerios

Olvidome

  Aquí se instala tu recuerdo, tu cuerpo girando y cantando en aquel carnaval, de diablos y súcubos, la sonrisa tímida que me acompañaba las mañanas de aquella vida, donde se quedó aquel muchacho que tenía el poder de solucionar todo con un abrazo, que no dejaba al beso huerfano, que no huía de la sed de los cuerpos, que se sumergía en el mar de tus piernas, y surfeaba en tu pecho, que planeaba en el viento de tu aliento. La vida se fue marchando, con un bolso sin cierre lleno de libros, y esa mochila que se roba tus fotos, ya todos los trenes partieron de esta estación, no hay ningún boleto que me devuelva a vos, Las ciudades han pasado como almanaques viejos, de cosas postergadas, siempre la excusa de pensar en tu bien, de no hacerte mal, como un genocida que proclama el bien mayor, soy el culpable de todo el dolor, del olvido que acecha tras el paredón, un muro sin el Polaco cantando, sin pancarta, ni pintada, solo los ladrillos y los años luchando.